Resguardo El Espingo

Putumayo

En el resguardo indígena El Espingo, Putumayo, sus habitantes han creado el “Reglamento interno y de justicia” con el fin de fortalecer el derecho propio, favorecer la buena convivencia y mejorar las relaciones entre las autoridades tradicionales y el Estado. Un reglamento que representa un HECHO DE PAZ. 

A treinta kilómetros de la cabecera municipal de Orito, en el departamento del Putumayo, sobre el río San Juan, se encuentra El Espingo, un resguardo del pueblo indígena Awá integrado por 47 familias. El territorio comprende casi dos mil hectáreas, 600 de las cuales están destinadas a la siembra de plátano, caña, yuca, maíz y otros alimentos. 

El resguardo está atravesado por varias fuentes de agua, que son vitales para la alimentación y la vida espiritual. Además de las quebradas y los ríos, los Awá, “gente de montaña”, consideran que las cuevas, las aves, los árboles y los caminos son sagrados. 

Para la comunidad, la justicia consiste en el equilibrio de la naturaleza, la permanencia de la vida y la salvaguarda del territorio, que se garantizan mediante normas y procedimientos propios basados en su cosmovisión. 

Como en otras regiones del departamento, los Awá se han visto afectados por el conflicto armado y el narcotráfico, que durante la última década ha convertido al Putumayo en el segundo departamento con mayor densidad de cultivos de coca en todo el país. La comunidad ha concluido que la violencia ha debilitado su tejido social y afectado sus formas tradicionales de aplicar justicia, basadas en los rituales, los consejos y el trabajo. 

En El Espingo aseguran que la guerra también trajo problemas difíciles de resolver para las autoridades indígenas, que antes solo enfrentaban asuntos entre familias. Las acciones de los grupos armados y las afectaciones contra el medioambiente hicieron que la comunidad tomara la decisión de fortalecer la justicia interna, basada en la ley de origen y el derecho propio. 

En el 2018, liderado por sus mayores, exgobernadores, una médica tradicional, guardias y autoridades, el resguardo asumió la tarea de regular estos aspectos de la vida en la comunidad, con el acompañamiento de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz (MAPP/OEA), el Ministerio del Interior y el Ministerio de Justicia. Producto de su decisión de poner por escrito sus códigos de justicia, históricamente reproducidos de forma oral, la comunidad elaboró el “Reglamento interno y de justicia del resguardo indígena Inkal Awá El Espingo”. 

El coordinador de la guardia indígena de El Espingo, Elías Pai, explica que “varios de los artículos del manual están allí para defender el derecho al territorio, para la convivencia del mismo resguardo y para que haya mejor relación entre las autoridades tradicionales y el Estado”. 

El documento señala los principios fundamentales de la justicia del pueblo Awá, derechos y obligaciones de quienes integran la comunidad, conductas no permitidas, sanciones, medidas de reparación y procedimientos judiciales. Frente a la relación con otras autoridades, el texto estipula que se deberán realizar tareas de articulación con las jurisdicciones Ordinaria, Penal Militar, Especial Indígena y Especial para la Paz (JEP). 

La comunidad también decidió coordinar con las autoridades ordinarias los procesos de acompañamiento de los Awá que se encuentren recluidos en cárceles del país, así como las gestiones necesarias para que aquellos puedan ser juzgados de acuerdo con las normas internas. Con el fin de salvaguardar su autonomía territorial, el resguardo acordó exigirles a las Fuerzas Militares y a la Policía Nacional que consulten su ingreso al territorio con las autoridades tradicionales. 

De acuerdo con Daniel Millares, coordinador del Área de Justicia de la MAPP/OEA, “lo que se intenta con un reglamento como este es traducir la verdadera cosmovisión y el verdadero entendimiento de lo que es la justicia para la comunidad, no sólo para que pueda servir de instrumento para ella, sino también para los operadores judiciales y administrativos”.  Millares asegura que el fortalecimiento de la Jurisdicción Especial Indígena es vital para la construcción de paz: “Cerca del 27 por ciento del territorio de Colombia son resguardos. Allí se ha sufrido la guerra, quizá, de forma mucho más fuerte que en otros lugares, por la difícil accesibilidad y la poca presencia estatal, incluyendo a la Fuerza Pública. En esa porción del territorio, donde se está aplicando una jurisdicción especial, es sumamente importante poder generar una armonización con otras autoridades del Estado”. 

La MAPP/OEA ha acompañado distintas experiencias de articulación entre jurisdicciones. Desde antes de la dejación de armas de la exguerrilla de las FARC-EP, la MAPP/OEA también trabajó con las autoridades tradicionales para emitir recomendaciones sobre la reincorporación de los excombatientes indígenas y su tratamiento en la JEP. 

La Misión, además, ha acompañado el diseño de un esquema de cooperación entre las comunidades indígenas de varios departamentos como La Guajira, Nariño, Putumayo, Vaupés y Cauca con la Fiscalía, así como en la elaboración de un acuerdo para que las mujeres del pueblo Wayúu en La Guajira puedan realizar el levantamiento de cadáveres con el acompañamiento del Cuerpo Técnico de Investigación, en respeto de sus tradiciones y cosmovisión. 

También acompaña activamente los escenarios de coordinación a nivel nacional en donde se sientan las cinco grandes organizaciones indígenas de Colombia y todas las entidades de justicia para generar consensos en materia de justicia propia y coordinación interjusticias, como aporte a una paz cada vez más plural e incluyente.