La Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de los Estados Americanos en Colombia (MAPP/OEA) hace parte del llamado de la sociedad en su conjunto y de la comunidad internacional que demandan el cese de la violencia armada en el país. Hoy más que nunca, los territorios exigen el fin definitivo de todas las formas de afectación contra la población civil.
En medio de la pertinaz violencia, no podemos olvidar a las víctimas, tanto a las que desde hace décadas reclaman por verdad, justicia, reparación y no repetición, como a las actuales que se suman a los millones ocurridas con ocasión del conflicto armado interno en Colombia.
El cese de la violencia es una urgencia humanitaria que no puede esperar en atención a la persistencia del reclutamiento forzado, las masacres, los homicidios, los desplazamientos forzados, los confinamientos, las amenazas, las extorsiones y la presencia y siembra de minas antipersonal que contaminan los territorios.
Estos hechos de violencia tienen impactos profundos en la población, afectando de manera significativa a aquellos y aquellas que ostentan dignidades comunales, así como liderazgos sociales, comunitarios y ambientales; autoridades y comunidades étnico-territoriales; población migrante en las zonas con presencia de grupos armados; niños, niñas y adolescentes, jóvenes y mujeres; y personas en proceso de reincorporación o firmantes de paz.
Durante dos décadas, la MAPP/OEA ha sido testigo de la puesta en marcha de normas, instituciones y políticas orientadas a alcanzar la Paz y promover la reconciliación. A lo largo y ancho del país, la Misión ha acompañado a comunidades, líderes y lideresas víctimas, cuyas organizaciones impulsan con determinación y valor procesos que buscan concretar sus derechos a la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición.
El 9 de abril es una fecha que nos convoca para dignificar y recordar a las víctimas, reconocer su lucha y su trayectoria, y mantener el compromiso para proteger a las personas de cualquier amenaza a su seguridad. Es una oportunidad para impulsar las iniciativas de paz, de manera ágil, oportuna y eficaz, poniendo énfasis en la protección y garantía de los derechos. Honremos la memoria y protejamos los derechos de las víctimas pasadas y presentes.
La paz requiere promover iniciativas de paz y respuestas centradas en las personas y las comunidades. Colombia merece y necesita una Paz Completa.